Aniridia se define como la
ausencia de iris, aunque puede estar presente un iris hipoplásico. Además de ello, también puede haber afectaciones a nivel
de la córnea, el ángulo de la cámara anterior, el cristalino, retina y nervio
óptico.
La afectación de estas
estructuras conlleva la aparición de una serie de manifestaciones clínicas como
puede ser un grado variable de fotofobia (sensibilidad a la luz), nistagmo
(movimientos incontrolados e involuntarios del ojo), disminución de la visión,
glaucoma, cataratas o queratopatías (afectación de la córnea, en diferentes
grados).
La gravedad de los cambios en la córnea,
incluida la erosión y la ulceración, puede estar relacionada con la disminución
de la producción de lágrimas o la inestabilidad de la película lagrimal. De
aquí surge el propósito de este estudio que trata de encontrar la relación que
pueda existir entre la aniridia congénita y el ojo seco. Para ello, se ha
analizado con detalle tanto la calidad como la cantidad de la película lagrimal
en ojos de pacientes con aniridia, así como su relación con la progresión de la
patología corneal.
Se seleccionaron 20 participantes (36 ojos en
total) que fueron divididos en tres grupos según edad; niños (menores o igual a
10 años), adolescentes (11 – 19), adultos (mayores de 20 años), y se comparó
entre ellos las etapas de la enfermedad corneal y los criterios de la película
lagrimal.
Entre los resultados obtenidos, se observó
que todos los pacientes presentaban alteraciones en la córnea, y que los
participantes más jóvenes eran los que tenían menos afectación, por lo que se
concluyó que le afectación corneal va avanzando con relación a la edad.
Para comprender mejor las conclusiones que se
han obtenido de este estudio, es importante explicar que la película lagrimal
consta de tres capas, y que el fallo en alguna de estas capas es lo que
ocasiona la inestabilidad y la deficiencia de la película. El motivo por el
cual en estudios anteriores no se ha podido encontrar una asociación entre
aniridia y ojo seco, es debido a que sólo se centraban en una de estas capas
(capa intermedia o acuosa) donde se ha observado que los pacientes con aniridia
no presentan alteración, pero en este estudio se ha analizado todas las capas y
se ha comprobado que en el resto de las ellas sí que se presentaban
alteraciones.
En sus conclusiones, los autores sugieren que
la causa de la sequedad en los ojos con aniridia se relaciona con la mala
calidad de la película lagrimal más que en la cantidad de lágrima producida. Además,
la enfermedad de la superficie ocular, la disfunción de las glándulas de Meibomio
y la deficiencia avanzada de células madre limbares, son más severas en todas
aquellas personas con aniridia que padecen ojo seco.
Entre los nuevos hallazgos se encuentra la
excesiva evaporación de la lágrima (que puede ser causada por la disfunción de
las glándulas de Meibomio) y la hiperplasia mucinosa causada por la disfunción
de células madre limbares.
El reconocimiento precoz
de estos hechos puede ayudar a iniciar modalidades de tratamiento oportunas
como lubricantes o el uso de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos.
Esto podría interrumpir el círculo vicioso y retrasar los cambios en la córnea.
Referencia: Jastanciah S. Al-Raijhi A.A. Association of Aniridia and
Dry Eyes. Ophthalmology 2005
Sep;112(9):1535-40.