miércoles, 28 de noviembre de 2018

FENOTIPO LEVE DE ANIRIDIA: UN DIAGNÓSTICO POCO RECONOCIDO DE UNA GRAVE ENFERMEDAD OCULAR HEREDITARIA.

La aniridia es un trastorno genético, en muchos casos relacionado con la mutación del gen PAX6. Esta enfermedad suele presentarse en la primera infancia, caracterizado por una ausencia total o parcial del iris combinada con hipoplasia foveal, es decir la falta de desarrollo de la fóvea. Se asocia, también, con otras anormalidades oculares de inicio más tardío como cataratas, glaucoma y queratopatía (alteración de la córnea) 

En aproximadamente dos tercios de casos diagnosticados, la persona afectada hereda la mutación de un progenitor. El tercio restante de casos son debidos a mutaciones genéticas nuevas, sin antecedentes de la enfermedad en la familia. El diagnóstico, en ocasiones, es evidente ya que el iris está ausente. Sin embargo, existen casos leves en los cuales el iris es visible, aunque con defectos en su arquitectura, en tales casos el diagnóstico puede pasarse por alto o retrasarse. 

En el trabajo comentado, se realizó una valoración de seis pacientes y sus familiares con antecedentes de baja visión y anomalías sutiles del segmento anterior; cuatro de estas familias no habían sido diagnosticadas a lo largo de varias generaciones.  Todos los pacientes presentaban alteraciones sutiles en el iris, siendo las más frecuentes la corectopia (desplazamiento de la pupila de su posición normal en el centro del iris), fisuras o atrofia del iris. También muchos de los casos mostraban nistagmus (movimiento involuntario de los ojos) y neovascularización corneal. Además, se detectó hipoplasia foveal en todos los pacientes estudiados y en sus familiares afectados.
                                                                                                                                 
Se determinó que todos los casos tenían un fenotipo leve de aniridia. Con la amplia heterogeneidad fenotípica de la esta enfermedad, los médicos deben tener un alto índice de sospecha al tratar a pacientes con baja visión, sin diagnóstico. Debe considerarse una forma leve de aniridia en el diagnóstico diferencial de pacientes con baja visión asociada con anomalías de iris, nistagmo e hipoplasia foveal. Aunque este fenotipo leve de aniridia parece tener implicaciones visuales menos graves, los pacientes aún presentan una enfermedad potencialmente cegadora que puede ser heredada por sus hijos, por lo que un diagnóstico adecuado puede mejorar el manejo y facilitar el asesoramiento genético. 



Tomado de: Yahalom C, Blumenfeld A, Hendler K, Wussuki-Lior O, Macarov M, Shohat M, Khateb S. Mild aniridia phenotype: an under-recognized diagnosis of a severe inherited ocular disease. Graefes Arch Clin Exp Ophthalmol. 2018 Nov;256(11):2157-2164.


Disponible en: https://link.springer.com/article/10.1007%2Fs00417-018-4119-1


Autora del resumen: Marta Lobo Rois. Estudiante de 3º de Enfermería de la Universidad de Valladolid. 

lunes, 14 de mayo de 2018

LA DISFUNCIÓN DE LA GLÁNDULA DE MEIBOMIO Y LA QUERATOPATÍA ESTÁN ASOCIADAS CON LA ENFERMEDAD DEL OJO SECO EN ANIRIDIA


La aniridia congénita es un trastorno que afecta a múltiples estructuras del ojo como la córnea, el ángulo de la cámara anterior, el iris, el cristalino, la retina y el nervio óptico. La ausencia de iris o un iris hipoplásico son algunas de las características que están presentes desde el nacimiento en pacientes con aniridia, sin embargo, el glaucoma, las cataratas y la queratopatía asociada a aniridia (AAK) son trastornos oculares progresivos comúnmente asociados.
Por otra parte, otro de los trastornos oculares progresivos que se presentan asociados a la aniridia, con una alta prevalencia, es la enfermedad del ojo seco (DED). Es importante destacar que la prevalencia de ojo seco en pacientes con aniridia se correlaciona significativamente con la gravedad de AAK (queratopatía asociada a aniridia). Por ello, la investigación sobre ojo seco en aniridia tiene un doble propósito: encontrar tratamientos para disminuir el desarrollo y los síntomas del ojo seco y reducir la gravedad y / o la probabilidad de progresión de queratopatía asociada.
El objetivo principal de este estudio ha sido la de investigar la causa y las características de ojo seco en la aniridia, con especial atención a la disfunción de la glándula de Meibomio (MGD), utilizando técnicas avanzadas desarrolladas en el campo de ojo seco en los últimos años.
La muestra estuvo formada por 35 pacientes (21 mujeres) con aniridia congénita y 21 controles sanos (12 mujeres). Se examinaron los dos ojos de todos los participantes y se realizaron análisis de datos para los ojos derecho e izquierdo por separado. Algunos de estos análisis fueron:
  • -          Examen de ojo seco.
  • -          Medición de la producción de lágrimas.
  • -          Evaluación de la calidad de la película lagrimal.
  • -          Evaluación de la tinción de la superficie ocular.
  • -          Cuantificación de la sensibilidad corneal.
  • -          Evaluación de la expresividad de las glándulas de Meibomio.
  • -          Examen de la apariencia de los párpados.
  • -          Evaluación clínica del ojo.
En cuanto a los resultados obtenidos, el estudio revela una mayor gravedad de los hallazgos clínicos compatibles con ojo seco en pacientes con aniridia en comparación con individuos sanos. La pérdida de tejido de las glándulas de Meibomio fue significativamente mayor en el grupo de aniridia y la expresividad de estas glándulas fue significativamente menor. Por lo que se determinó, que la disfunción de la glándula de Meibomio está conectada con el desarrollo del ojo seco en aniridia.
La osmolaridad de la película lagrimal fue mayor en el grupo de aniridia, pero había una diferencia significativa entre el ojo derecho y el izquierdo, lo que podría reflejar una enfermedad asimétrica en pacientes con aniridia. El aumento en la osmolaridad también indica que a pesar de que hay un aumento en el volumen de lágrimas, la composición de las lágrimas se altera. Este aumento de la producción de lágrimas probablemente sea un mecanismo compensatorio debido a la disfunción de las glándulas de Meibomio que presentan estos pacientes.
Las pruebas destinadas al análisis de la córnea determinaron que la enfermedad corneal puede actuar como desencadenante del desarrollo del ojo seco en pacientes con aniridia y, a la inversa, que el ojo seco podría inducir o exacerbar la queratopatía.
Estos hallazgos apoyan la idea de que la función reducida del nervio corneal en aniridia conduce al daño epitelial típico de ojo seco. Este daño puede conducir a un deterioro adicional de los nervios corneales, empeoramiento de ojo seco y probablemente queratopatía.
 Por lo tanto, el énfasis hacia la selección de estas causas puede mejorar el tratamiento para los pacientes con aniridia, especialmente dado que el ojo seco podría empeorar la queratopatía asociada a la aniridia, una afección que pone en peligro la vision.

Artículo disponible en:  https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/29519880 

lunes, 2 de abril de 2018

TRATAMIENTO DEL OJO SECO EN ANIRIDIA


El ojo seco es un cuadro patológico que está causado por cambios en una o más de las capas de la película lagrimal (capa externa o lipídica, capa intermedia o acuosa y capa interna o de mucina) o por cambios en el epitelio de la superficie del ojo.
En pacientes con aniridia congénita se observa que la densidad de las células caliciformes conjuntivales está muy disminuida. Estas células son las encargadas de la producción de mucina. Por otro lado, en el limbo existe una producción deficitaria de células madre progenitoras del epitelio corneal lo que impide la renovación normal de dicho epitelio.
En la actualidad, la restauración de la superficie de la córnea en pacientes afectados de aniridia congénita se realiza mediante tratamientos con lágrimas artificiales o técnicas quirúrgicas siendo las más destacadas, el trasplante de limbo y el implante de membrana amniótica, cuya finalidad es reforzar la estructura corneal y aportar un efecto anti-inflamatorio.
Este estudio tiene la finalidad de comprobar la evolución del ojo seco y de la superficie ocular en pacientes con aniridia congénita después de los tratamientos indicados anteriormente.
Se revisaron 18 pacientes (36 ojos) con aniridia congénita entre los 18 y 57 años de edad que aceptaron participar en el estudio. Trece de los pacientes utilizaban lágrimas artificiales en el momento del estudio, 2 necesitaron un trasplante de limbo en uno de sus ojos y en 4 se realizó un implante de membrana amniótica.
Para determinar el grado de sequedad ocular se utilizó las pruebas clínicas de Schirmer, del tiempo de ruptura de la película lagrimal (BUT) y de la tinción vital con rosa de bengala, además se realizó citología de impresión conjuntival. La citología de impresión es una técnica de diagnóstico médico que consiste en recoger células de la capa epitelial más externa de la superficie ocular mediante un filtro de papel. Es una técnica mínimamente invasiva que aporta información muy interesante.
En cuanto a los resultados del estudio, de los 18 pacientes, cinco no utilizaron diariamente un tratamiento con lágrimas artificiales y se observó que en ellos las pruebas mostraron un mayor grado de metaplasia escamosa. La metaplasia escamosa es un mecanismo de respuesta adaptativa, a menudo reversible, de algunos epitelios ante agresiones externas o estímulos patogénicos del propio organismo, en el ojo, este proceso produce cambios en la forma de las células epiteliales secretoras y no secretoras. Su presencia indica severidad en el ojo seco.
En los pacientes que fueron sometidos a trasplante de limbo no se observó una mejoría significativa hasta los 12 meses después de la intervención. Mejoró la vascularización de la córnea y las alteraciones celulares disminuyeron.
Los resultados de los cuatro pacientes a los que se les realizó un implante de membrana amniótica no fueron significativos hasta los 6 meses, observando una gran mejoría en la superficie ocular pero no tan eficaz como con el trasplante de limbo. A los 12 meses no se observó ningún cambio significativo respecto a los obtenidos a los 6 meses.
Las conclusiones que se obtuvieron en este estudio es que las lágrimas artificiales producen una clara mejoría en los síntomas oculares y una disminución de las alteraciones celulares, lo que permite recuperar en cierta medida el epitelio.
Los resultados del trasplante de limbo, aunque sólo se realizó en dos pacientes, tuvieron en ellos éxito por lo que se propone como el mejor método quirúrgico en la actualidad. No obstante en caso de ser alogénico (de otra persona), necesita inmunosupresión para garantizar una cierta supervivencia a largo plazo.
El implante de membrana amniótica sobre la superficie ocular permite recibir el efecto de todas las sustancias activas que existe en esta membrana, también tiene una gran ventaja frente al trasplante de limbo y es que no necesita tratamiento inmunosupresor (tratamiento previo al trasplante que consiste en administrar fármacos para regular la respuesta inmunológica del organismo y con ello evitar el rechazo de la parte trasplantada). Este tratamiento se asocia a la aparición de efectos adversos.
Por todo ello, se concluye que es necesario el tratamiento con lágrimas artificiales en pacientes con aniridia. El trasplante de limbo y el de membrana amniótica son las técnicas quirúrgicas más efectivas para la reconstrucción de la superficie corneal en estos pacientes.